Javier Casique, diputado local y presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) está empeñado en recomponer a su partido, tras los resultados electorales del 1 de julio.
Ha estado reuniéndose con los firmantes del desplegado en el que expresaron serias críticas en contra de decisiones que se han tomado en la cúpula priista.
Javier, quien tiene experiencia en el manejo de grupos, desde jóvenes y de todas las edades, sabe cómo ganarse a la gente, pues.
Lo hizo en la BUAP, donde promovió servicios y mejoras a los estudiantes de prepa y licenciatura.
Lo hizo como secretario particular del entonces rector, Enrique Doger.
Pero también adquirió habilidades de negociación cuando fue secretario de Gobernación en el ayuntamiento de Puebla, donde tuvo que enfrentar desde ambulantes hasta giros negros, prostitución y serios problemas de gobernabilidad en colonias y juntas auxiliares.
También como coordinador de Seguridad Pública, Vialidad y Tránsito Municipal en Oaxaca, el doctor Casique pudo encontrar la forma de garantizar la seguridad en un sitio tan conflictivo como la capital de la entidad vecina.
Hoy se encuentra en una difícil situación, pues todos conocemos el descalabro de perder la presidencia de la República después de haberla recuperado tras dos sexenios malos en que gobernó el PAN.
En Puebla, el PRI ha perdido por tercera ocasión consecutiva la gubernatura y no ha podido recuperar municipios importantes de la zona metropolitana.
Sin embargo, las derrotas no son para siempre. Ni las victorias tampoco.
Es así que con un equipo de priistas jóvenes, de antaño y de mediana edad está tratando de hilvanar poco a poco la operación cicatriz y de ahí ver para adelante.
Está claro que en las crisis todos lanzan señalamientos y nadie asume responsabilidad. Pero pronto le tendré noticias de avances que hará el diputado, quien por cierto, presentará en unos días más la agenda legislativa tricolor que buscará beneficiar directamente a los jóvenes.
En clara conciencia de que el priismo debe renovarse, se verán claras líneas en ese sentido.
Ya le platicaré.
Desde los corrillos:
Por cierto que no es si quieren. Los diputados al congreso del estado deben aprobar la unión entre personas del mismo género. Sí o sí. Son derechos que deben ser reconocidos.
No hay marcha atrás a una legislación que fue ratificada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, instancia que incluso ordenó a los congresos estatales a aprobarla para que se aplique.
En Puebla ocurren bodas gay todo el tiempo.
Pero no dejan de hacerse patos los jueces cuando les llegan solicitudes de este tipo, mismas que los solicitantes deben brincar con amparos.
Entiendo perfectamente a los políticos que no quieren cargar con el “costo político” de la sociedad poblana conservadora.
¿Y?
Si de por sí cargan costos políticos por su improductividad –muchos de ellos- y su falto de tino.
Estimadas legisladoras, estimados legisladores, les tengo una noticia: no hay manera de que le den la vuelta.
Tampoco el tema debe quitarles el sueño. Hace tiempo que libertades como esa se ejercen en Puebla aun sin el permiso de los legisladores.
Gracias y nos leemos el lunes.
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