Claudia Ruiz Massieu fue nombrada presidenta del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI para dirigir el partido que acaba de perder el poder de manera abrumadora y hasta vergonzosa.
El presidente Enrique Peña Nieto saldrá con la peor aprobación ciudadana que ha tenido jamás algún mandatario.
El PRI no ganó una sola de las gubernaturas en disputa, debido a que no pudo convencer a nadie, a nadie de que era opción para gobernar después de los pésimos resultados percibidos de esta administración.
La realidad del PRI, una catástrofe electoral que vimos el 1 de julio, debía ser motivo suficiente para que realmente reflexionara y en un acto largo de análisis hubieran llegado a tomar medidas radicales.
Pero no fue así.
La ahora presidenta nacional del tricolor aseguró en su discurso de ayer que no representa grupo alguno en el PRI y que trabajará de la mano con la militancia, al reconocer que el partido se equivocó al tomar decisiones en la cúpula ignorando a la base.
En eso tiene razón.
Pero si la base hubiera tomado la decisión de la renovación de la dirigencia seguramente habrían tomado otro rumbo.
No porque la nueva presidenta tenga cualidades o defectos, sino porque políticamente representa al grupo cupular que mantuvo el poder estos seis años y luego lo perdió.
Porque representa al presidente Enrique Peña Nieto, después de ser su secretaria de Turismo.
Porque aún no han concluido el proceso de análisis para el cual crearon una “comisión de la verdad” que busca encontrar las causas que llevaron al tricolor a su peor crisis electoral.
No hace falta pensar mucho, creo que el PRI se equivoca porque no aprende, porque nunca será un partido que responda a la demanda ciudadana sino a los intereses de sus cúpulas.
¿Qué pasará en el PRI en los próximos meses?
¿Cómo se comportará en el congreso federal y en los estados?
¿Será aliado de Morena e incluso le hará la chamba por ejemplo en contra del PAN?
Quizá ahí está la razón de su nombramiento.
Me queda claro que cualquiera que sean las respuestas a estas interrogantes dejarán como saldo un partido débil, desacreditado e imposibilitado a buscar ser competitivo en las próximas elecciones estatales y las federales intermedias.
Allá ellos.
Gracias y nos leemos el viernes.
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